Backsy se dio a conocer con grafitis ingeniosos y otras actuaciones en la calle y, aunque luego ha evolucionado a otras formas plásticas de expresión, sus imágenes mantienen un enorme poderío y capacidad de impacto. Como ejemplo he elegido las dos muestras que he incluido en esta entrada, pero el artista ha creado muchos otros iconos rotos que vale la pena admirar. No, admirar, no, no vayamos a crear otro tótem: vale la pena observarlo.
Por la desacralización de los altares políticos, religiosos o culturales. Por que la tolerancia se extienda y nos permita reconstruir los símbolos, ya sea con ánimo crítico o puramente lúdico. Por que uno pueda representar a su gusto tanto a Mahoma como a Cristo, las siglas de un partido, una bandera, Franco, la Coca-Cola o el Che. Por que las imágenes se rompan una y otra vez para que sus significados no se gasten por el mal uso ni se perviertan por su sacralización.
Aquí van las dos imágenes: una hiriente y otra puramente poética.